El Beso

 

Para mi, la intimidad es el límite entre el aislamiento y la pertenencia; para experimentar el sentimiento de pertenencia y vulnerabilidad que transmite la intimidad, existe un aislamiento voluntario de la comunidad en la que vivimos. Inspirado de la necesidad humana de la intimidad, El Beso es un diálogo íntimo que crea un contexto en el cual la pieza depende de la participación de dos personas, pero su uso individual se logra solo una vez que se rompe el contexto que aísla a las dos personas y las expone a la comunidad.

Cadenas intimas

Para expandir el concepto de intimidad, empecé viendo cual era su definición y cómo la perciben las personas en mi entorno, tomando en cuenta los diferentes mitos que podía relacionar y a partir de eso decidí explorar la idea como un juego entre dos personas. En todas ellas había una idea de una cercanía física, especialmente la cercanía que obligará a los usuarios a verse fijamente, un acto que puede percibirse como vulnerable o íntimo en sí. Empecé a integrar algunas sensaciones que se perciben en estas situaciones, la idea de algo que nos jala hacia la otra persona o que nos impide escapar de ella.

Dentro de los objetos que ideé, era importante que su uso dependiera de que dos personas tuvieran la pieza al mismo tiempo sin perder la idea de que podemos “romperla”. 


Y retomando la idea del juego, me fijé en los juguetes de plástico que vienen con un marco del cual los debes zafar, la idea de que para poderlo usar debería romperlo me parecía muy atractiva. 

Hice pruebas con diferentes materiales que consideraba divertidos de romper; era importante que hicieran un ruido placentero y que la misma forma te incitara a querer aplastar. Probé con materiales que podía intervenir fácilmente, empezando con impresiones 3D, pero no hacían un ruido que me gustará y se sentía muy suaves al doblarse. Otro material que exploré fue la arcilla polimérica; que sin acabados es sumamente fácil de romper y hace un ruido muy bonito. 

Finalmente empecé a usar la idea de las cadenas en mis diseños finales, referente a esta idea de estar encadenado a alguien y su peso simbólico.

 Por otro lado quería mantener el contacto visual entre las dos personas y el acto de un beso era, en mi opinión, la mejor forma de plasmar esta tensión y enganche entre dos personas. El Beso se diseñó como una pieza de joyería que se usa sobre la nariz y conecta a dos personas mediante una cadena que en el centro tiene la pieza que se puede romper.

Fotografía por Paulo García en estudio c129 

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